Llega el calor y con él aumenta la afluencia a las terrazas
Vivimos en un país donde la mayor parte del año el tiempo invita a salir y hacer vida social en la calle. Un ejemplo de ello son las terrazas. Sin embargo, aunque para muchos es el momento del día de descanso y desconexión para otros es la imposibilidad de conciliar el sueño.
El problema se agrava en el núcleo urbano de grandes ciudades donde el número de terrazas aumenta. Además se trata de zonas donde el turimo tiene que convivir con la gente local.
Con el fin de limitar el ruido dentro de una ciudad, el mapa de capacidad acústica de una población asigna los niveles límite de inmisión sonora aplicables a un emplazamiento y entorno de una actividad. En la mayoría de casos y sobretodo en horario nocturno, estos límites se superan fácilmente con la actividad de terraza y pocas soluciones existen que sean efectivas.
En las terrazas pueden existir dos tipos de ruido: la música amplificada y el ruido de voces de los clientes. Cuando el foco de ruido principal se trata de la música amplificada, la fuente de ruido de música es perfectamente caracterizable y se pueden predecir los niveles de inmisión que se recibirán en las viviendas afectadas. Esta fuente de ruido puede limitarse mediante un limitador acústico para que no se superen los límites establecidos por la normativa de aplicación.
El ruido producido por las voces de clientes es muy variable y difícil de predecir ya que depende del número de personas, de la hora del día y de la actitud de los clientes. Además este ruido puede ser más o menos molesto en función del ruido de fondo existente de la zona donde se ubique la actividad.
Esta problemática tiene difícil solución ya que al tratarse de espacios abiertos el ruido se propaga libremente hacia los receptores afectados.
Para minimizar los efectos del ruido la normativa establece límites horarios para el cierre en horario nocturno con el fin de no afectar al descanso de los vecinos. Además, recientemente el ayuntamiento de Barcelona ha aprobado la nueva ordenanza de terrazas que reduce el espacio destinado a las terrazas. Un efecto positivo de esta medida puede ser la reducción de ruido debido a la disminución de aforo.
Cabe tener en cuenta que según la ubicación de una terraza pueden existir soluciones acústicas que se interpongan al camino de propagación entre fuente y receptor y reduzcan el nivel de inmisión sonora en el receptor. Soluciones tipo apantallamientos son las que más reducción nos ofrecen. Sin embargo estas soluciones son efectivas cuando la fuente de ruido se encuentra cerca de la pantalla acústica. En las terrazas los focos de ruido no se encuentran localizados en un punto concreto sino que tenemos múltiples fuentes de ruido. En función de la distancia a que cada fuente de ruido se encuentre de la barrera ésta sufrirá una atenuación o otra. Las voces de los clientes más cercanas a las pantallas se atenuarán más que las voces más alejadas.
No siempre es posible la instalación barreras/cerramientos y si pensamos en soluciones del tipo absorbentes como paneles suspendidos, etc, estas soluciones nos proporcionan una atenuación muy baja.
Se debe tener en cuenta que cada caso particular debe ser estudiado ya que la propagación del sonido depende mucho del entorno donde se genere y de los obstáculos existentes entre ruido y receptor. Para ello recomendamos realizar un estudio acústico que se adapte a las necesidades de cada espacio a tratar.
El civismo ciudadano es la clave para la coexistencia de zonas de ocio y zonas residenciales en una misma ciudad.