Teatros griegos: ¿Por qué sonaban tan bien?

Es sabido que los teatros griegos tenían una acústica muy buena. Aun los escasos conocimientos que se poseían en la época de acústica, construyeron teatros de grandes dimensiones donde incluso desde las filas más alejadas se podía escuchar con claridad las obras que se interpretaban.

 Estos teatros podían tener un aforo de hasta 18000 personas

Si ponemos el caso de un recinto cerrado, el sonido que le llega a un espectador está compuesto por el sonido directo más el sonido del campo reverberante, es decir, las múltiples reflexiones del sonido a paredes, techo y suelo refuerzan el sonido del campo directo. En el aire libre no disponemos de estas reflexiones y percibimos únicamente el sonido directo.
El mensaje oral se puede oír a una distancia de como máximo 42m (en ausencia de viento y en dirección frontal al orador) de 30m lateralmente y de 17 m en la dirección posterior. A distancias superiores este mensaje deja de ser inteligible, independientemente de las características del lugar donde se emite el ruido.

El diseño de los teatros griegos permitía tanto la buena visibilidad como la buena acústica

En el caso de los teatros griegos la audiencia más alejada se podía encontrar hasta 70m del escenario y aun así la inteligibilidad de la palabra seguía siendo buena. Como fue posible?
  • En primer lugar, detrás del escenario había una pared muy alta de piedra. Esta pared ayudaba a reflejar la voz de los actores hacia la gradería. Además la zona del coro, se trataba de una superficie semicircular reflectante entre escenario y gradería que ayudaba a las primeras reflexiones del sonido reforzando la voz.
  • Normalmente estos teatros estaban situados en zonas alejadas de la ciudad, zonas en las cuales el ruido de fondo era bajo y por tanto este efecto ayudaba a la inteligibilidad de la palabra.
  • La elevada inclinación de las gradas (de entre 20º y 34º) ayudaba a disminuir la distancia fuente-receptor y a evitar el efecto sombra acústica y seat dip effect que se produce en superficies de audiencia más planas (aparte de ayudar en temas de visibilidad).
  • Esculturas, relieves, decorados de piedra, favorecen la difusión de la onda sonora generando también cierto refuerzo energético.
  • Otro factor que podía influir en la propagación del sonido es que los actores utilizaban máscaras que además de incrementar la expresión facial amplificaban sus voces.
Sin embargo, en el teatro Epidauro, otro factor fue el determinante para ofrecerle una acústica excepcional. Réplicas posteriores no lograron conseguir la misma acústica y es que la clave radica (según un estudio del Instituto tecnológico de Georgia) en el material de la gradería. Se utilizó piedra caliza para la construcción de la gradería. Este estudio demostró que las gradas funcionaban como difusores, filtrando la baja frecuencia por debajo de 500Hz. Esto favorecía a la inteligibilidad ya que la baja frecuencia del ruido de fondo era eliminada y la voz humana, concentrada a medias y altas frecuencias (500-2000Hz) continuaba propagándose hasta llegar a las filas más alejadas.

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